viernes, 27 de noviembre de 2009

27 de noviembre: Día del Maestro

Maestro, por vocación
  
Hoy, día del Maestro, me viene a la mente una frase de Fernando Sabater. El filósofo español decía que “el intelectual no es el que piensa por los otros, sino el que hace pensar a los demás”. Quizás, sea una expresión acertada a la hora de hablar del Maestro del Siglo XXI.

Una profesión que requiere cualidades fuera de lo común (aptitud para la enseñanza, motivación y perfil profesional). El maestro (para primaria) o profesor (en secundaria) es una pieza fundamental de la sociedad actual. De él depende el futuro de nuestro país. La cultura está ligada a su profesión. Él, el maestro, necesita, ahora más que nunca, el apoyo y la comprensión de los padres. Aunque, en algunas ocasiones los que no entienden a los progenitores son los mismos maestros.

Pero también, el maestro se encuentra con numerosos obstáculos a lo largo de su carrera profesional: alumnos desagradables, compañeros intratables (como en todas las profesiones) o incomprensión a la hora de exponer los problemas cotidianos. Y es que vivimos en un momento donde el modelo escolar es del siglo XIX, profesores del siglo XX y alumnos del XXI. Esta ambivalencia provoca un auténtico desencuentro entre ambos elementos, ya que los profesores fueron educados en la cultura de lo permanente: familia estable, la misma casa y un trabajo para toda la vida. Mientras que la “postmodernidad” del alumnado apunta a valores más fugaces y aparentemente menos sólidos. A pesar de ello, el profesorado actual es moderno aunque se enfrenta a un alumnado que aprende a una velocidad sorprendente.

Es una de las profesiones, creo yo, que está condenada absorber parte de su tiempo libre. No es raro escuchar a un maestro afirmar que revisó los exámenes, que asignó calificaciones, que elaboró material didáctico, que hizo esto o aquello en su propia casa, y no en su centro de trabajo.

No les importa dar todo ese tiempo si realmente sirve para la formación de un niño, si es para ayudarle y brindarle las herramientas necesarias para adaptarse y vivir dentro de la sociedad. O para que contribuya a tener un mejor nivel de vida. ¿Y cuál es la recompensa? Pues en muchas ocasiones una simple sonrisa o unas simples palabras: “seño, hoy lo he entendido todo”.

Por último, estoy convencido que los maestros o profesores son muy especiales. Nadie se dedica a la enseñanza por tener un trabajo estable, sino por vocación. 

1 comentario:

Guichel dijo...

La figura del maestro está desprestigiada en nuestra sociedad. Muchos de nosostros guardamos en nuestra mente la imagen de autoridad, seriedad,respeto y credibilidad. Sí es cierto que eran demasiado estrictos y deben modernizarse, pero el precio que han pagado por ello ha sido que hoy en día los alumnos y los padres tienen la autoridad. Este cambio de poder influye en el fracaso escolar y la baja preparación académica de algunos jóvenes. La importante labor de los maestros es ayudar y enseñar a los alumnos para estar bien preparados en todos los aspectos y ganarse el respeto sin tener que recurrir a leyes que les otorguen autoridad.