Cargar combustible, encender el motor y realizar la progresión de marchas es la forma habitual en la que los conductores utilizan el coche, en una economía de movimientos que antepone la comodidad o la mala costumbre a la eficiencia. No obstante, la corrección de ciertos vicios que se desarrollan de manera inconsciente supone un ahorro en carburante de hasta el 20%.Si se implantaran en el sistema de enseñanza las recomendaciones sobre conducción que defienden los profesionales, mecánicos y técnicos en general para optimizar el rendimiento de combustible, España ahorraría unos 800 millones de litros de gasóleo y casi 2.000 millones de litros de gasolina. Esta cantidad equivale a 160 euros anuales por automovilista, una cifra nada despreciable en el plano económico y en el ecológico.
ALGUNOS CONSEJOS
Moderar acelerones y frenazos, controlar las revoluciones del motor, cambiar el modo de conducción según el terreno y mantener una distancia de seguridad en carretera que optimice la energía empleada por el vehículo son sólo algunas de las pautas que se deben seguir para lograr una conducción responsable con el medio ambiente y económica.

Las revoluciones por minuto óptimas oscilan entre 1.500 y 2.000 en motores diésel, y entre 2.000 y 2.500 en motores de gasolina. Circular con las ventanillas bajadas a 100 kilómetros por hora incrementa un 5% el consumo.
Se debe arrancar sólo con el giro de la llave, sin pisar el acelerador, e iniciar la marcha de manera inmediata. En los vehículos de gasóleo, en cambio, esperar cinco minutos antes de ponerse en movimiento mejora el rendimiento posterior del motor.Y por último, un uso excesivo del aire acondicionado puede incrementar hasta en un 20% el gasto de carburante.(C.A.)
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