Recientemente saltó a las televisiones del país el modo de proceder del profesorado de uno de los institutos de Alicante porque, ante la demora de la atención de los servicios sociales para con las familias de algunos de sus alumnos, decidieron poner dinero voluntariamente para comprarles un bocadillo a media mañana en la cafetería del centro y que ese déficit de alimentación que sufren no repercuta en sus estudios.La nueva orden implica de un modo formal la actuación de Bienestar Social en cuanto el profesorado complete un cuestionario en le que puede señalar hasta 33 indicadores de riesgo observados en los escolares y que abarcan temas de salud e higiene, emocionales, de escolarización y de conducta: "Viene al centro sin desayunar y no trae almuerzo. Pide comida o parece tener hambre", o bien "presenta problemas de higiene", "cambios bruscos en su rendimiento escolar" o "muestra apatía y desinterés por todo" entre otros. (V.B.)
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