Se trata de un dispositivo, llamado Flip-Flow y comercializado por la empresa Vitalis Salud, que estimula la circulación al favorecer el retorno venoso mediante la recreación de la acción de andar.
Sus creadores buscaban, tal y como explica el doctor Fernández, "algo que fuese pequeño y que cumpliese los requisitos de seguridad". Es una almohadilla hinchable de uso sencillo: el usuario sólo tiene que descalzarse y presionar de forma alternativa sus dos extremos, con la punta del pie y con el talón.
El dispositivo fue puesto a prueba en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Sierra Nevada, que se encuentra a 2.320 de altitud y tiene una presión similar a la que experimentan los pasajeros durante un vuelo.
Los investigadores recrearon las principales características de una cabina: separación entre los asientos, proyección de películas, reparto de comida y bebida... A los voluntarios se les pesó y se les midieron los diámetros de las piernas, así como el grado de edema (hinchazón) y de drenaje de las venas antes y después del vuelo simulado. La mitad de ellos realizaron ejercicio con la almohadilla.
Se les evaluó dos semanas después y, transcurridos dos meses, se le volvió a embarcar en el supuesto avión. Pero esta vez se intercambiaron los papeles: quienes habían caminado 'virtualmente' se mantuvieron quietos y los que habían permanecido estáticos probaron el dispositivo.
La principal conclusión del estudio, que los científicos publicarán próximamente en una revista científica y será presentado en congresos médicos, es que el empleo del estimulador circulatorio durante los viajes de larga duración previene de forma significativa la acumulación de edemas y mejora el drenaje venoso de las piernas, disminuyendo así el riesgo de formación de coágulos sanguíneos y de embolias pulmonares.
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