El cambio de hora se comenzó a utilizar, aunque de una manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. El estudio concluye que tiene impactos positivos no sólo sobre el ahorro sino sobre el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial, las condiciones de trabajo y los modos de vida, la salud, el turismo o el ocio. (gráfico efe)
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