Los blanquiazules comenzaron la Liga con la obsesión, y la presión añadida, de dar el salto a lo más alto sin excusas. El camino ha sido duro, se comenzó de ensueño, hasta una inoportuna crisis en el inicio del año, que conllevó la zozobra y desaliento a la casa herculana. Fue entonces cuando el club, la afición, los consejeros y el plantel decidieron sacar la casta, en el momento más duro, y la reacción llegó a tiempo con final feliz.
Esteban Vigo pasa a la historia como el primer técnico que logra dos ascensos consecutivos a Primera. Boquerón supo mimar y arengar a un plantel talentoso y combativo. El técnico se doctora cunlaude en ascensos.
Calatayud lo paró casi todo, Peña desbordó por la izquierda, Paz lideró a una defensa con armas, Tote puso el talento, Sendoa la honradez, Danciulescu el gol, Deli las diagonales y Portillo apareció en el momento oportuno. El líder fue Fco. Javier Farinós, simplemente gracias por existir. Son las estrellas de un plantel en el que todos merecen ser elogiados y condecorados.
La otra clave estuvo en el palco. Enrique Ortiz, el propietario, puso el dinero. Valentín Botella, el presidente, el trabajo, la ilusión y se ganó el cariño de su gente.
Ahora el reto es llegar para quedarse. Los mimbres están. Pero se debe profesionalizar el cuerpo técnico para afrontar la Primera con las garantías que merece una ciudad como Alicante.
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