El circuito de Catalunya fue talismán para Fernando Alonso y su Ferrari. El asturiano firmó la carrera perfecta en el GP de España de Fórmula 1, sin errores en la conducción, con una estrategia perfecta, sacando el máximo rendimiento a los neumáticos. Kimi Raikkonen (segundo por tercer GP consecutivo) y Felipe Massa acompañaron al español en el podio, relegando a Sebastian Vettel al cuarto lugar.... Con la segunda victoria de su trayectoria en Montmeló (la anterior fue en 2006) y la segunda de esta temporada, Alonso se acerca al liderato del Mundial, clasificación que comanda Vettel con 89 puntos, cuatro más que Raikkonen y 17 por encima del piloto de Ferrari, que desafió a la lógica para imponerse en un circuito donde en sólo dos ocasiones de 22 había triunfado un piloto que no saliera desde la primera posición.
Fernando Alonso demostró desde el inicio que estaba decidido a luchar por el triunfo. Salía quinto, pero ganó dos posiciones en la segunda curva, adelantando por fuera, por la zona sucia. El asturiano arriesgó y aguantó como un jabato pese al peligro de perder adherencia y acabar fuera de pista. Y las gradas le correspondían con una atronadora ovación.
Los Ferrari volaban en las primeras vueltas. Massa tenía un ritmo tremendo que le permitió pasar del noveno al sexto puesto a las primeras de cambio para engancharse al grupo de cabeza que aún comandaba el poleman Nico Rosberg. Sebastian Vettel había pasado a Hamilton al final de la recta de meta, obligando al británico a clavar los frenos.
Con el paso de las vueltas, los dos Mercedes confirmaron que son excelentes a una vuelta pero que les cuesta horrores mantener el nivel en la carrera. Rosberg y Hamilton se convirtieron en dos tapones para el resto de pilotos punteros. No les faltaba razón a los que el sábado descartaban de nuevo a los corredores de la escudería alemana de la lucha por la victoria.
Mark Webber hundido en medio de la nada, entró en boxes en la vuelta ocho. Y no tardaron mucho en visitar a sus mecánicos Massa y Alonso. Los Ferrari ganaron en la estrategia a los primeros espadas de Red Bull, Mercedes y Lotus que entraron más tarde (y a la vez) a cambiar las gomas. Cuando salieron del pit stop, el asturiano cruzaba al galope la recta de meta para colarse entre Rosberg y Vettel y ganar una posición. Massa se situó cuarto.
Tirando de DRS, Alonso fulminó a Rosberg en la vuelta 13. Y los problemas fueron para Vettel, que no quería que el Ferrari se distanciara demasiado. El jefe de filas de Red Bull reaccionó de inmediato para pasar a su compatriota y lanzarse a la caza de Fernando.
Lo mismo ocurrió con Massa, que se situó tercero. Pero las ruedas de atrás de su monoplaza no aguantaron. El brasileño tuvo que regresar al box en la vuelta 20, con los compuestos destruidos. Vettel tampoco viajaba muy cómodo. Sus neumáticos mostraban un desgaste acuciado y el Red Bull perdía ritmo respecto a un Alonso que acostumbra a mimar más las gomas. Pero en este aspecto, el dominador absoluto es Kimi Raikkonen, capaz de sacar el máximo rendimiento incluso a los blandos, los únicos que utilizó desde la salida hasta su tercera y última parada, cuando calzó los duros.
En la clasificación del sábado, Alonso había afirmado que las novedades introducidas en Montmeló no habían funcionado. Lo cierto es que Ferrari había preparado unos settings perfectos para la carrera, que comandó durante muchas vueltas hacia la victoria final.
El desgaste de los compuestos, sin embargo, hacia pronosticar un final de carrera duro, con los pilotos apurando las cubiertas hasta el último centímetro. Con Alonso líder y Massa segundo, Raikkonen se situó tercero avanzando a Vettel justo en el ecuador del Gran Premio de España de Fórmula 1.
El piloto de Red Bull realizó su tercera parada en la vuelta 40, mientras el Lotus del finlandés seguía en pista, apurando al máximo las ruedas, perdiendo mucho tiempo respecto a Alonso y desaprovechando la ventaja que le daba su estrategia, que contemplaba una parada menos que sus principales rivales.
Raikkonen había amagado con disputarle la victoria al asturiano, pero terminó cruzando la meta a casi diez segundos de distancia.
Fuera de la lucha por el triunfo, otro neumático laminado, el posterior derecho del Toro Rosso de Jean-Eric Vergne. Pirelli no sale de una que ya se mete en otra. Máxima presión de nuevo para la marca italiana de compuestos, incapaz de resolver hasta el momento los múltiples problemas que siguen presentando sus gomas.
Fernando Alonso demostró desde el inicio que estaba decidido a luchar por el triunfo. Salía quinto, pero ganó dos posiciones en la segunda curva, adelantando por fuera, por la zona sucia. El asturiano arriesgó y aguantó como un jabato pese al peligro de perder adherencia y acabar fuera de pista. Y las gradas le correspondían con una atronadora ovación.
Los Ferrari volaban en las primeras vueltas. Massa tenía un ritmo tremendo que le permitió pasar del noveno al sexto puesto a las primeras de cambio para engancharse al grupo de cabeza que aún comandaba el poleman Nico Rosberg. Sebastian Vettel había pasado a Hamilton al final de la recta de meta, obligando al británico a clavar los frenos.
Con el paso de las vueltas, los dos Mercedes confirmaron que son excelentes a una vuelta pero que les cuesta horrores mantener el nivel en la carrera. Rosberg y Hamilton se convirtieron en dos tapones para el resto de pilotos punteros. No les faltaba razón a los que el sábado descartaban de nuevo a los corredores de la escudería alemana de la lucha por la victoria.
Mark Webber hundido en medio de la nada, entró en boxes en la vuelta ocho. Y no tardaron mucho en visitar a sus mecánicos Massa y Alonso. Los Ferrari ganaron en la estrategia a los primeros espadas de Red Bull, Mercedes y Lotus que entraron más tarde (y a la vez) a cambiar las gomas. Cuando salieron del pit stop, el asturiano cruzaba al galope la recta de meta para colarse entre Rosberg y Vettel y ganar una posición. Massa se situó cuarto.
Tirando de DRS, Alonso fulminó a Rosberg en la vuelta 13. Y los problemas fueron para Vettel, que no quería que el Ferrari se distanciara demasiado. El jefe de filas de Red Bull reaccionó de inmediato para pasar a su compatriota y lanzarse a la caza de Fernando.
Lo mismo ocurrió con Massa, que se situó tercero. Pero las ruedas de atrás de su monoplaza no aguantaron. El brasileño tuvo que regresar al box en la vuelta 20, con los compuestos destruidos. Vettel tampoco viajaba muy cómodo. Sus neumáticos mostraban un desgaste acuciado y el Red Bull perdía ritmo respecto a un Alonso que acostumbra a mimar más las gomas. Pero en este aspecto, el dominador absoluto es Kimi Raikkonen, capaz de sacar el máximo rendimiento incluso a los blandos, los únicos que utilizó desde la salida hasta su tercera y última parada, cuando calzó los duros.
En la clasificación del sábado, Alonso había afirmado que las novedades introducidas en Montmeló no habían funcionado. Lo cierto es que Ferrari había preparado unos settings perfectos para la carrera, que comandó durante muchas vueltas hacia la victoria final.
El desgaste de los compuestos, sin embargo, hacia pronosticar un final de carrera duro, con los pilotos apurando las cubiertas hasta el último centímetro. Con Alonso líder y Massa segundo, Raikkonen se situó tercero avanzando a Vettel justo en el ecuador del Gran Premio de España de Fórmula 1.
El piloto de Red Bull realizó su tercera parada en la vuelta 40, mientras el Lotus del finlandés seguía en pista, apurando al máximo las ruedas, perdiendo mucho tiempo respecto a Alonso y desaprovechando la ventaja que le daba su estrategia, que contemplaba una parada menos que sus principales rivales.
Raikkonen había amagado con disputarle la victoria al asturiano, pero terminó cruzando la meta a casi diez segundos de distancia.
Fuera de la lucha por el triunfo, otro neumático laminado, el posterior derecho del Toro Rosso de Jean-Eric Vergne. Pirelli no sale de una que ya se mete en otra. Máxima presión de nuevo para la marca italiana de compuestos, incapaz de resolver hasta el momento los múltiples problemas que siguen presentando sus gomas.
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