El piloto alemán Sebastian Vettel (Red Bull) ya guarda en la nevera el champán para celebrar su cuarto título mundial de Fórmula 1, que lo sería de forma consectuvia. Tras la incontestable victoria en el GP de Singapur este domingo amplía a 60 los puntos sobre su máximo perseguidor, el español Fernando Alonso (Ferrari), segundo en el Mundial y también en la carrera.
A falta de seis carreras, el asturiano tendría que recortar más de diez puntos de media en cada una para reconquistar la primera posición del Mundial. Si antes de la carrera se hablaba de "milagro", lo que queda a partir de ahora es una agonía.
El campeonato está sentenciado.
No es solo la ventaja de puntos, sino la sensación de fiabilidad que desprende un Vettel incontestable. Dominador durante todo el fin de semana, el germano va disipando año tras año, victoria tras victoria, las dudas sobre su talento y callando las bocas que relativizaban su mérito para dárselo todo al coche.
Tercera victoria consecutiva del actual líder y vigente campeón; tercer segundo puesto consecutivo del actual subcampeón. Más claro no puede ser el mensaje, pero tampoco debe empañar el octavo podio del año del campeón de 2005 y 2006, que ha conseguido además dos victorias.
Vettel entró en la meta a más de 30 segundos de Alonso, marcando en varias de las 61 vueltas del ciruito urbano de Singapur el mejor tiempo, hasta parar el cronómetro en la 46 a 1:48.574. El de Ferrari no logró rebajar el minuto y 50 segundos.
El podio lo completó un muy meritorio Kimmi Raikkonen (Lotus), que después de dar la sorpresa negativa el sábado en la calificación hizo una gran remontada desde el 13º lugar de la parrilla. Ya el mismo sábado se supo que conducía lastrado por unos problemas de espalda, lo que da más valor a la carrera del futuro compañero de Alonso.
Y por detrás de estos, los dos Mercedes de Nico Rosberg y Lewis Hamilton, que quizá resultaron siendo la decepción del GP después de las buenas sensaciones que dejó su calificación. Ellos y Webber, que rompió el motor en la última vuelta y acabó siendo llevado "en taxi" por Alonso; le devolvió el favor.
El problema para Alonso llegaba con el primer paso por el garaje, puesto que salió por detrás de Paul di Resta (Force India), que hizo de tapón para el de Ferrari y le restó unos cuatro segundos en su pelea particular con Rosberg.
Pero la esperanza llegaba con el accidente de Daniel Ricciardo en la vuelta 25 y la salida del coche de seguridad. Eso implicaba reagruparse y recortar diferencias, aunque Alonso aprovechó para hacer su segundo cambio de neumáticos y poner otro juego de duros para no hacer más paradas.
Una vez que se retiró el coche de seguridad, el español era quinto por detrás de Vettel, Rosberg, Webber y Hamilton, que prefirieron esperar a después para hacer su segunda parada. Así, a medida que entraban al 'pit stop', Alonso iba ganando posiciones para ponerse segundo.
Sin embargo, el tapón que había generado Rosberg dio un colchón de medio minuto a Vettel para hacer su parada y poner neumáticos blandos sin estrenar. Esos mismos que había guardado en el cajón el sábado. Se reincorporó tres segundos por delante de Alonso y desde ahí empezó a marcar un ritmo endiablado, incontestable para el asturiano, que se limitaba a aguantar sus duros.
No les costó a Webber, Rosberg y Hamilton recuperar sus posiciones. A pesar de la mala estrategia de cambio de neumáticos -Rosberg perdió su posición con Webber- llevaban mejor ritmo que las "flechas plateadas"; flechas con la punta roma.
En la última vuelta, el australiano de Red Bull veía con desesperación cómo le pasaban los dos Mercedes a la vez que su coche dejaba de funcionar. Menos mal que pasaba por ahí Alonso y le devolvió el favor del GP de Alemania de 2011, cuando el español se quedó sin gasolina.
Las caras en el podio lo decían todo. Vettel estaba exultante, mientras que a Fernando y Kimmi se les veía agotados. El español, no obstante, recibía el calor de los 'tiffosi' presentes en Singapur. Mayoría ferrarista que recibió con abucheos al gran rival, que ya perfilan como campeón del mundo. (Oscar López-RTVE.es)
A falta de seis carreras, el asturiano tendría que recortar más de diez puntos de media en cada una para reconquistar la primera posición del Mundial. Si antes de la carrera se hablaba de "milagro", lo que queda a partir de ahora es una agonía.
El campeonato está sentenciado.
No es solo la ventaja de puntos, sino la sensación de fiabilidad que desprende un Vettel incontestable. Dominador durante todo el fin de semana, el germano va disipando año tras año, victoria tras victoria, las dudas sobre su talento y callando las bocas que relativizaban su mérito para dárselo todo al coche.
Tercera victoria consecutiva del actual líder y vigente campeón; tercer segundo puesto consecutivo del actual subcampeón. Más claro no puede ser el mensaje, pero tampoco debe empañar el octavo podio del año del campeón de 2005 y 2006, que ha conseguido además dos victorias.
Vettel entró en la meta a más de 30 segundos de Alonso, marcando en varias de las 61 vueltas del ciruito urbano de Singapur el mejor tiempo, hasta parar el cronómetro en la 46 a 1:48.574. El de Ferrari no logró rebajar el minuto y 50 segundos.
El podio lo completó un muy meritorio Kimmi Raikkonen (Lotus), que después de dar la sorpresa negativa el sábado en la calificación hizo una gran remontada desde el 13º lugar de la parrilla. Ya el mismo sábado se supo que conducía lastrado por unos problemas de espalda, lo que da más valor a la carrera del futuro compañero de Alonso.
Y por detrás de estos, los dos Mercedes de Nico Rosberg y Lewis Hamilton, que quizá resultaron siendo la decepción del GP después de las buenas sensaciones que dejó su calificación. Ellos y Webber, que rompió el motor en la última vuelta y acabó siendo llevado "en taxi" por Alonso; le devolvió el favor.
Espectacular salida de Alonso
El piloto español llevó la esperanza a los ferraristas con otra salida de las suyas, rozando el muro de seguridad y adelantando por fuera de la primera curva. Se colocaba tercero a rebufo de Rosberg, pero por delante tiraba un Vettel con un hambre mundial. Desde su 'box' le pedían que no tirara tanto y aguantara los neumáticos, pero hacía caso omiso.El problema para Alonso llegaba con el primer paso por el garaje, puesto que salió por detrás de Paul di Resta (Force India), que hizo de tapón para el de Ferrari y le restó unos cuatro segundos en su pelea particular con Rosberg.
Pero la esperanza llegaba con el accidente de Daniel Ricciardo en la vuelta 25 y la salida del coche de seguridad. Eso implicaba reagruparse y recortar diferencias, aunque Alonso aprovechó para hacer su segundo cambio de neumáticos y poner otro juego de duros para no hacer más paradas.
Una vez que se retiró el coche de seguridad, el español era quinto por detrás de Vettel, Rosberg, Webber y Hamilton, que prefirieron esperar a después para hacer su segunda parada. Así, a medida que entraban al 'pit stop', Alonso iba ganando posiciones para ponerse segundo.
Sin embargo, el tapón que había generado Rosberg dio un colchón de medio minuto a Vettel para hacer su parada y poner neumáticos blandos sin estrenar. Esos mismos que había guardado en el cajón el sábado. Se reincorporó tres segundos por delante de Alonso y desde ahí empezó a marcar un ritmo endiablado, incontestable para el asturiano, que se limitaba a aguantar sus duros.
Emoción en la lucha por el podio
Así la emoción pasó a la lucha por los puestos inmediatos, a los que se iban incorporando silenciosamente Raikkonen y Felipe Massa (Ferrari), para desesperación de Webber, Rosberg y Hamilton; no se esperaban estos a unos invitados sorpresa. Incluso llegó a asomarse al podio durante unas pocas vueltas Jenson Button, pero fue un espejismo.No les costó a Webber, Rosberg y Hamilton recuperar sus posiciones. A pesar de la mala estrategia de cambio de neumáticos -Rosberg perdió su posición con Webber- llevaban mejor ritmo que las "flechas plateadas"; flechas con la punta roma.
En la última vuelta, el australiano de Red Bull veía con desesperación cómo le pasaban los dos Mercedes a la vez que su coche dejaba de funcionar. Menos mal que pasaba por ahí Alonso y le devolvió el favor del GP de Alemania de 2011, cuando el español se quedó sin gasolina.
Las caras en el podio lo decían todo. Vettel estaba exultante, mientras que a Fernando y Kimmi se les veía agotados. El español, no obstante, recibía el calor de los 'tiffosi' presentes en Singapur. Mayoría ferrarista que recibió con abucheos al gran rival, que ya perfilan como campeón del mundo. (Oscar López-RTVE.es)
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