Centenares de personas fueron testigos el pasado sábado en la Playa de Poniente de Benidorm (Alicante) de cómo el polifacético actor italiano Leo Bassi, subido al flotador pato más grande del mundo, realizó la prueba por la que entrará en el Libro Guinness de los Records.
Dice, Leo Bassi, que se debe a "un trauma infantil". Al parecer sus padres nunca le compraron uno, y el cómico italiano ha querido resarcirse gastándose 8.000 euros en 250 kilos de plástico para hacer su pato de 40 metros de circunferencia. Se supone que era para batir un record Guiness, pero todos sabemos que es para llamar la atención, y de paso promocionar la obra que tiene en Benidorm y la que hará en breve basada en un pato.
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