Chile: ¿Cómo están los mineros ?

¿En qué condiciones están los mineros?
Los '33 de San José' se encuentran en una red de túneles de dos kilómetros de longitud a 688 metros de profundidad, donde se encuentran sometidos a una alta humedad y una temperatura media de 30 grados. El grupo recibe aire por un conducto de 12 centímetros de grosor, por donde también se les facilita la comida y el agua necesarios para su alimentación. Hay sectores donde el agua les llega hasta las rodillas.

¿Cómo se han organizado?
Los mineros se han dividido en tres grupos de 11 personas. Uno de los lugares de su refugio se ha transformado en el lugar de las reuniones y sitio donde juegan al dominó, mientras que las camas están en un pasillo de unos 5 metros de ancho. Los especialistas les han marcado rutinas de sueño y juegos para que no dejen de diferenciar el día de la noche.

¿Qué comen?
Las autoridades les han impuesto una dieta de 2.000 calorías al día para que no suban de peso. Todos son ahora unos 10 kilos más delgados que antes porque, antes de poder facilitarles comida, pasaron 17 días comiendo dos cucharas de atún, un sorbo de leche y un pedazo de galleta cada 48 horas. Ahora reciben suero y comida rica en vitaminas y proteínas.

¿Cómo se mantendrán sanos?
El mayor problema son las infecciones y enfermedades que pueden que pueden aparecer al vivir con tal grado de humedad por lo que se les ha proporcionado material de aseo y médico. Además, se les ha puesto un plan de ejercicios físicos que incluye abdominales y yoga y así evitar que los músculos se les atrofien. Algo muy diferente es el plano mental. Al menos cinco de ellos sufren ya depresión y se teme que puedan aparecer cuadros de ansiedad.

¿Hay precedentes de algo parecido?
El año pasado tres chinos fueron rescatados vivos tras pasar 25 días atrapados en una mina tras alimentarse con agua sucia y trozos de carbón. No obstante no hay desaparecidos que hayan pasado tanto tiempo sepultados como el que tendrán que permanecer los mineros chilenos.

A pesar de ello, en 1972 un geólogo francés vivió durante 6 meses aislado en una caverna para estudiar los efectos de vivir en esas circunstancias. Registró síntomas de ansiedad y depresión, problemas para dormir y ver y vio alterada su percepción del tiempo. Para él, los días duraban 28 horas.