Granada fue una de las primeras provincias españolas donde se detectaron casos de jóvenes afectados. "El principio de la epidemia estaba cargado de incertidumbre. Todos los días llamábamos tres veces al domicilio de cada enfermo", recuerda Isabel Marín, directora provincial de Salud Pública. Aunque los casos registrados en la provincia fueron creciendo, la primera fallecida por culpa de gripe A en Granada se registró el 17 de agosto. La alarma iba creciendo mientras se multiplicaban las charlas para concienciar a la sociedad sobre cómo prevenir la enfermedad.
En la tercera semana de octubre, Granada registraba 520 casos por cada cien mil afectados -duplicaba la incidencia en Andalucía. El pico más alto de la epidemia supuso que, el 2 de noviembre las urgencias del Materno Infantil se desbordaran atendiendo a 380 pacientes, el doble de lo habitual. Para cuando la vacuna llegó a Granada, el número de contagiados empezó a bajar de forma considerable, hasta el punto de que sólo se consumieron el 12% de los inyectables distribuidos. Al final, quedan 60.000 vacunas sin utilizar para un virus que ya no asusta a nadie.
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